martes, 31 de mayo de 2016

Reflexiones sobre Arte.

Siempre pensé que la obra artística no podía estar separada de cierta forma de reflexión teórica, de cierta “prosa” conceptual que debía servir, por lo menos, como modelo para mensurar las aproximaciones y los desfasajes, la utopía imaginaria y las dificultades materiales y de la época, que suelen ser las fronteras entre las que vive su existencia ese producto esencial y ontológicamente autárquico que es el objeto, la forma o la creación del arte.
Esta firme voluntad reflexiva arrancó tempranamente cuando por primera vez a principios de los 90 intentaba describir mis primeros bocetos.
En un mundo que ha cambiado significativamente y en el que se avizoran logros científicos, tecnológios y sociales que entonces sólo intuíamos, puedo realizar un balance que no deja de ser algo inquietante.
Mi humilde producción fue en definitiva copiosa y sus resultados justifican la visión, quizá las esperanzas, de ese muchacho que en un Montevideo bastante remoto se lanzó a cultivar la poesía, la imagen de un mundo más libre, más humanizado, más prospero.
No pertenezco a la generación fecunda de intelectuales y artistas de los 70 pero si he heredado sus calles sus cafés sus bares, la cultura visual y los textos y obras que me han dejado a mi y a las nuevas generaciones me han hecho trabajar no solo en lo nuevo si no también en el rescate de aquello que los gorilas intentaron borrar de nuestra historia en una época tan penosa,
 El tiempo y las realizaciones del arte nos dan ahora la razón. Aquellos textos preliminares anticipaban una verdad que se fue sedimentando en los siguientes y en las obras que los “realizaban” materialmente.



Creo advertir en este largo recorrido cuya culminación no es cercana,a la cual se agregaran otras prolongaciones, puede ser la indefinida construcción de la teoría siempre ecléctica, una  incoherencia que no me deja insatisfecho es así la teoría y la vida. por lo menos la mía. 
En estos últimos años he reflexionado cada vez con mayor insistencia sobre algo que considero inseparable de mis sucesivas ideas sobre el arte: la necesidad de una cultura dimensionada por el pensamiento y la imaginación creadora en todos los sentidos, y que se conjugue con la ética, la sociedad y el hombre. Sin esa convergencia movilizadora no creo que tenga realmente sentido hablar de arte.